Las autoras en la presentación del libro. Argazkia: navarra.es
Nuestras compañeras Amaia Apraiz, Ainara Martínez Matía y María Romano son autoras del libro La fragilidad de un legado. Patrimonio Industrial en Navarra, que se ha presentado ayer en Pamplona-Iruñea, en la sede del Departamento de Cultura del Gobierno de Navarra. En la presentación han participado también Dori López Jurio (Directora General de Cultura) y Carlos Martínez Álava (jefe del Servicio de Patrimonio).
Son varios los medios de Navarra que han recogido la publicación de esta obra. Por su extensión, destacamos aquí la publicada por Diario de Noticias en su sección cultural «mirarte».
Un momento de la rueda de prensa de ayer. Argazkia: Juanjo Romano.
La obra es el resultado de la investigación que Ikusmira Ondarea ha realizado en 2017 y que ve la luz en una publicación de más de 400 páginas. El trabajo no sólo recoge los edificios industriales más relevantes de la Comunidad Foral, sino que también se centra en la maquinaria que contienen, la documentación que han generado y los paisajes que conforman. Se estructura en cinco capítulos que ofrecen una panorámica del territorio navarro a través de los recursos que ha explotado la industria. Comienza con un amplio apartado introductorio, en el que se refleja la riqueza del patrimonio industrial, una riqueza que va mucho más allá de las arquitecturas e ingenierías, de lo construido.
BioAlfa (Buñuel). Argazkia: Ikusmira Ondarea
Tras analizar la importancia de máquinas, materiales constructivos, formas arquitectónicas, archivos y paisajes (en definitiva, los pilares en los que se asienta el patrimonio industrial navarro), las autoras se centran en el papel que han jugado los ferrocarriles desde el siglo XIX, constituyendo un eje vertebrador fundamental en el territorio. Se detienen después en el patrimonio generado en torno al agua, desde la preindustrialización hasta la actualidad: ferrerías, molinos, centrales hidroeléctricas, canales de regadío y aguas mineromedicinales son analizados con detenimiento en su valor cultural.
La Raperie (Cortes). Argazkia: Ikusmira Ondarea
Los paisajes agrícolas y forestales –los que aparecen ligados a la explotación de olivares y viñedos, al trabajo de las huertas, al cultivo y transformación del cereal– cuajados de trujales, bodegas, azucareras y silos, pero también los que son resultado del aprovechamiento maderero para la industria del papel y el mueble, son también objeto de estudio. Y, por supuesto, tampoco faltan las referencias a la explotación minera, al beneficio de la piedra y el hierro en minas y canteras, pero también al trabajo realizado en ferrerías, en las Reales Fábricas de armas y en las más modernas industrias del sector. Y todo ello ilustrado con hermosas fotografías que permiten conocer de cerca el interés de todos estos elementos de carácter industrial.
Una visión amplia que, sin embargo, no pretende ser sino el punto de partida para futuras investigaciones que profundicen en todos los aspectos del patrimonio industrial navarro.